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Vida y Biografía de Rashi

En las postrimerías del siglo X e inicios del siglo XI, Francia y Alemania contaban con un número sobresaliente de comunidades judías ashkenazies. En esa época, el líder indiscutible de la comunidad ashkenazi era Rabenu Guershom, mejor conocido por su sobrenombre Meor haGolá (Luminaria de la Diáspora). 

Rabenu Guershom falleció en el año 4800 (1040 e.C.).

El liderazgo de Rabenu Guershom en el pueblo judío —tanto en el estudio del Talmud como en el plano político y social— vino a llenar el vacío espiritual dejado por el progresivo declive de las mundialmente famosas yeshibot (academias talmúdicas) de Babel [Babilonia], que hasta ese momento habían dominado, por su extenso y profundo conocimiento talmúdico, el amplio espectro de la diáspora judía en el mundo. Con Rabenu Guershom, el centro de estudio de la Torá había pasado del oriente al occidente. En el mismo año en que Rabenu Guershom falleció también murió Rab Hai Gaón, considerado el último de los sabios llamados gueonim (Insignes), herederos espirituales de los sabios talmúdicos. La era talmúdica había llegado a su fin; comenzaba la era de los rishonim, sabios medievales.

El heraldo de esta nueva era fue Rabí Shelomó ben Itzjak, mejor conocido por su sobrenombre Rashi, formado por las siglas de la frase «Rabí Shelomó Itzjaki». Él nació en Francia, en Troyes, una de las ciudades principales de la región de Champagne, en el mismo año que falleció Rabenu Guershom (4800 – 1040 e. c.). Su padre, Rabi Itzjak, era un erudito en la Torá, de carácter noble y piadoso. Según la tradición, su padre descendía de Rabi Yojanán haSandlar, un sabio de la época tanaítica cuya genealogía se remontaba hasta el Rey David. Por su lado paterno, Rashí pertenecía, pues, a la estirpe de David. Su madre era hermana de Rabi Shimón haZakén, un discípulo de Rabenu Guershom.

En su juventud, Rashí viajó a diversas yeshibot (academias talmúdicas) con el propósito de aprender los diversos métodos de estudio talmúdico expuestos por los sabios de la época, todos ellos discípulos de Rabenu Guershom. Inicialmente, estudió bajo la tutela de Rabi Shimón, rabino de la comunidad de Mainz, Alemania, y Rabi Itzjak ben Yehudá, quien dirigía una yeshibá en la misma ciudad. Posteriormente, estudió con Rabí Yaacob ben Yehudá, un excepcional erudito de la Torá, famoso por sus nobles cualidades morales, en particular su humildad. Rashi estudió con Rabí Yaacob hasta que este sabio falleció, destacándose muy pronto como su principal y más aventajado discípulo. De sus años de aprendizaje con él, Rashi dijo en una ocasión: «Mi corazón, mi lógica y mi comprensión proceden de él.»

Luego del fallecimiento de Rabí Yaacob, acaecido en el año 1064 e.c., Rashi estudió con Rabí Itzjak ben Elazar Halevi de Worms. Sus años juveniles de aprendizaje fueron de aprendizaje con él, Rashi dijo en una ocasión: «Mi corazón, mi lógica y mi comprensión proceden de él.»

Luego del fallecimiento de Rabí Yaacob, acaecido en el año 1064 e.c., Rashí estudió con Rabi Itzjak ben Elazar Halevi de Worms. Sus años juveniles de aprendizaje fueron de penurias materiales. Pero a pesar de eso, incluso ya casado y con serias dificultades económicas, Rashí prosiguió sus estudios.

Terminado su periodo de aprendizaje, Rashi regresó a su ciudad natal, Troyes. Allí fundó una yeshibá que pronto atrajo a muchos estudiantes de Francia y Alemania. Tres de sus más cercanos discípulos se convirtieron en nueros suyos: Rabí Yehudá ben Natán; Rabi Meir ben Shemuel y otro que posiblemente se llamaba Rabí Efráim. Rabí Meir ben Shemuel se casó con la segunda hija de Rashi, de nombre Yojebed. Juntos procrearon una estirpe de eruditos cuyos representantes más célebres fueron Rabí Shemuel (mejor conocido como Rashbam), quien también escribió un comentario a la Torá, Rabí Yaacob (conocido como Rabenu Tam), y Rabí Itzjak (conocido como Ribam). Todos ellos formaron parte del grupo de exégetas cuyos incisivos análisis del Talmud recibió el nombre de Tosafot.

Aunque nunca aceptó servir en una posición rabínica, Rashi paulatinamente fue siendo reconocido como la máxima autoridad en Torá de su generación. En su yeshibá, Rashí se dedicó con afán a la enseñanza del Talmud y de la Halajá (ley judía), mientras se ganaba el sustento como viticultor. Sus clases en la yeshibá formaron el núcleo de lo que más tarde sería su famoso comentario al Talmud, que hasta nuestros días sigue siendo la principal explicación de esta monumental obra. Sin ese comentario, como afirmaron algunos talmudistas posteriores, el Talmud hubiera permanecido «como un libro sellado».

Pero no fue sólo su vasta erudición lo que difundió su fama. Rashí también fue célebre por su carácter amable y noble, su rectitud y su gran humildad. Estas cualidades le granjearon el respeto y la estima de sabios contemporáneos, y no tardó en ser solicitado desde lejanos países para que respondiera a complejos asuntos legales, siendo reconocido como autoridad en Halajá.

Rashi escribió su comentario a todos los libros del Tanaj ya a una edad avanzada. Pero sin duda alguna, es su comentario a la Torá misma la que le ha valido el sobrenombre de Maestro de Israel. Estudiado por igual por principiantes y eruditos, este comentario se ha convertido en la punta de lanza de la educación judía a lo largo de siglos. Su lenguaje sencillo y breve enmascara una profundidad de análisis sin igual. Por eso es que su obra ha sido objeto de más de doscientos comentarios escritos por sabios de todas las épocas siguientes. Sin temor a exageración, se puede decir que es Rashí el que ha enseñado a leer la Torá a todo el pueblo de Israel.

Además de su comentario al Talmud, a la Torá y a los restantes libros del Tanaj, Rashí escribió varios libros sobre Halajá, muchas decisiones legales (Responsa) y también poemas de carácter religioso.

El 29 de Tamuz (13 de julio) del año 4865 (1105 e.c.), a los sesenta y cinco años de edad, se apagó la luz terrenal de esta gran luminaria. Sin embargo, su legado perdura para siempre.

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